Está muy extendida la creencia de que debemos de beber al menos 2 litros de agua al día1 excluyendo la que ingerimos a través de otros alimentos y bebidas como caldos, infusiones, zumos, frutas, verduras, etc.. Pero… ¿es esto cierto? ¿es válida esta norma para todo el mundo?.
Lo cierto es que hay poca evidencia científica al respecto por lo que, si nuestro cuerpo no nos lo pide, es decir, si no tenemos sed e incluso, a veces, cuando nuestro organismo lo rechaza, el sentido común nos debería llevar a preguntarnos:¿por qué mucha gente se “fuerza” a beber agua por ajustarse a esta norma?.
Nuestros cuerpos cuentan con un buen sistema para mantenernos bien hidratadospor lo que la cantidad que cada uno debe beber dependerá, en gran medida, de nuestra temperatura corporal y temperatura ambiente, de lo que estamos comiendo y del ejercicio que estemos haciendo.
En esta época del año es muy común que empecemos a adoptar rutinas para “depurar” el cuerpo de los excesos navideños y beber grandes cantidades de agua es una muy frecuente. Ahora bien, el cuerpo cuenta con unas muy buenas vías para eliminar las toxinas y beber agua en grandes cantidades no está demostrado que ayude precisamente a este objetivo.
Según el profesor de Medicina Cardiovascular Graham MacGregor2 del Instituto Wolfson de Medicina Preventiva de Londres: “en circunstancias normales, debemos beber cuando el cuerpo nos lo pide – cuando tenemos sed. Si consumimos grandes cantidades de agua las sales que están disueltas en nuestra sangre se diluyen. Cuando la concentración salina de la sangre es menor que la de nuestras células y órganos el agua entra dentro de estas células y órganos. En casos extremos esta entrada de agua provoca que los órganos, como por ejemplo el cerebro, se hinchen no pudiendo realizar bien sus funciones y poniéndonos en peligro”.
A modo de curiosidad en el año 2013 un grupo de científicos australianos llevó a cabo un estudio3 en un grupo de deportistas para ver si el grado de deshidratación influía en su rendimiento. Para ello cogieron a un grupo de ciclistas y les tuvieron haciendo ejercicio hasta que perdieron el 3% de su peso corporal total en sudor. Después midieron su rendimiento clasificándolos en los siguientes grupos:
Grupo 1. No les rehidrataron.
Grupo 2. Les suministraron líquido suficiente hasta que consiguieron un 2% de rehidratación.
Grupo 3. Les proporcionaron una rehidratación completa.
Los ciclistas no sabían en ningún momento en qué grupo estaban; el líquido se les suministraba vía intravenosa de manera que ellos desconocían el volumen que recibían. La conclusión final del estudio fue que no había diferencias en el rendimiento entre los ciclistas a los que se les rehidrató totalmente y a los que no se les había rehidratado en absoluto. Con este estudio pretendían advertir a los deportistas del peligro de la “sobrehidratación”.
Así que incluye abundante verdura y fruta en tu alimentación si no lo haces ya. Además,en invierno toma buenos caldos e infusiones calentitas y, en verano, zumos naturales. Bebe cuando tengas sed (pero hazlo, porque a veces se nos olvida….) y deja de obsesionarte con contar el número de vasos de agua que tomas al día.
Autora del artículo: Laura Lángara (Bioquímica y Asesora nutricional)
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- Valtin H. “Drink at least eight glasses of water a day. Really? Is there scientific evidence for “8×8”?“. American Journal of Physiological – Regulatory, Integrative and Comparative Physiology, November 2002; 283(5):R993-1004.
- Graham MacGregor, MA, MB, B.Chir. Professor of Cardiovascular Medicine (http://www.wolfson.qmul.ac.uk/a-z-staff-profiles/graham-macgregor)
- Bradley A Wall, Greig Watson, Jeremiah J Peiffer, Chris R Abbiss, Rodney Siegel, Paul B Laursen. “Current hydration guidelines are erroneous: dehydration does not impair exercise performance in the heat” Br J Sports Meddoi:10.1136/bjsports-2013-092417